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Es un tratamiento que logra la relajación temporal de los músculos faciales, causantes de los movimientos expresivos de la cara. Así, al aplicarlo, estos músculos no se contraerán y la piel permanecerá lisa y tersa, reduciendo considerablemente las líneas de expresión.
Esta técnica utilizada por profesionales cualificados, es altamente segura ya que se basa en la utilización de la toxina botulínica purificada, que se aplica en dosis mínimas e inocuas.
Este tratamiento está especialmente indicado para pacientes jóvenes, de entre 30-45 años, por los excelentes resultados, ya que además de aliviar los surcos cutáneos existentes, tiene un carácter preventivo, al evitar la formación de futuros pliegues faciales.
El tratamiento es muy rápido, indoloro y no interrumpe la actividad diaria. No obstante, tras la sesión el paciente deberá seguir una serie de recomendaciones, como son no tomar el sol, ni masajear la zona o realizar movimientos bruscos. La duración del tratamiento suele ser de 6 a 8 meses.